Frases y párrafos
El párrafo se suele definir como un
conjunto de frases relacionadas que desarrollan un único tema. Funcionan como
una pausa y suelen ser la marca formal de un cambio de perspectiva, o de
función (introducción, tesis, conclusión, ejemplos).
La Arquitectura de la frase:
Llegamos al fondo de la cuestión, a la
esencia de la escritura: la prosa, la frase.
Hay una tendencia histórica a acortar la
oración:
George Simenon 15 palabras por frase
Gustave Flaubert 18
Marcel Proust 38
René Descartes 74
Las investigaciones neurolingüísticas
establecen en aproximadamente 15 palabras lo que puede retener la memoria de
corto plazo. Sería el equivalente a la memoria RAM. Por eso son más fluidos,
descansados, memorables, los textos con puntuaciones ágiles. Sin embargo, como
en el ejemplo de Octavio Paz, a veces la complejidad de la forma tiene una
suerte de equivalencia poética con la profundidad del sentido. Para contar una
revelación de madurez, Paz elige una forma compleja.
Los cuentos más breves:
Cuando desperté, el dinosaurio seguí allí.
Se venden zapatos para bebé sin uso.
Volviendo a la frase: la frase se vuelve
enérgica y más clara si la información relevante se da al principio. Lo mismo
pasa en relación al párrafo: la frase más importante en cualquier texto es la
primera. Si no induce al lector a pasar a la segunda, está muerto.
Las subordinadas quedan mejor al final,
ordenadas de más cortas a más largas, o según su sifnificado. Sólo los
complementos cortos, como los circunstanciales de tiempo y de lugar, pueden ir
al principio de la frase sin entorpecer su fluencia.
Tips generales para una mejor arquitectura
de la frase:
- Cuidado con las frases largas, es decir las que vayan más allá de las 30 palabras.
- Quedarse sólo con lo esencial. Eliminar palabras e incisos irrelevantes.
- Estar atentos a la ubicación de los incisos, que no separen lo que estaría mejor unido (por ejemplo sujeto y verbo).
- Sujeto, verbo y predicado, normalmente es la estructura más clara y eficiente para comunicar información e ideas.
- La información relevante, al principio. Esta norma funciona casi invariablemente.
- No abusar de las construcciones pasivas, de las negaciones ni del estilo nominal.
- Revisar, corregir, leer en voz alta. Prestar atención al ritmo, a la música de la frase. Casi siempre una forma pura se corresponde con una idea bien volcada al lenguaje escrito.
La puntuación
La impresión generalizada es que se trata
de algo relativo, que puede administrarse en función del gusto, los hábitos o
la inspiración del momento. Pero la puntuación estructura las diversas unidades
del texto: el final de los párrafos, de las frases, las relaciones de
subordinación entre ideas, etc. En la medida en que los signos reflejen la
organización del contenido (tema central, subtema idea, detalle), el texto se
hace más coherente y claro.
El autor construye su texto -o debería
construirlo- siguiendo las reglas internas del discurso escrito, que son ajenas
e independientes de la comunicación oral. El período sintáctico, la modulación
de la frase o la densidad léxica y gramatical de la prosa constituyen un estilo
de comunicación distinto de la espontaneidad y la frescura de la conversación o
del discurso. No tiene ningún sentido escribir según lo que decimos o lo que
entonamos, a no ser que pretendamos simular o reproducir los tics del diálogo y
esconder el estilo escrito de un texto.
Nociones de estrategia y estructura de un
texto
Más allá de los géneros, esas formas
solidificadas que son convenciones de lectura y escritura, podemos advertir que
los textos se estructuran de acuerdo a una estrategia general.
Por ejemplo, la estructura narrativa:
Introducción o establecimiento, nudo, desenlace
El enigma: cuando el autor retacea
información, busca despertar nuestro interés, nos propone que evaluemos en qué
mano tiene la moneda. Las historias. ¿Qué son las historias? Desde luego no son
los hechos. Las historias solo existen al ser contadas.Gloria Pampilio / El
relato: ser fiel a la historia
Otros textos llevan la acción y el
argumento al mínimo. Lo que importa es un punto de vista, la textura de un tipo
de habla, lo que no se dice (ejemplos del cine actual).
Hay textos con estrategias argumentativas
o propositivas. Toda la forma está determinada por ese propósito.
La elección de un tema:
Un tema puede originarse de la manera más
inaudita y de situaciones y también imágenes cotidianas, lo que importa es que,
por trivial que lo juzguen los otros, para uno es significativo; esta cualidad
se revela a menudo por el hecho de que vuelve una y otra vez a la memoria. No
es raro que este regreso produzca cierto desconcierto (…). La inquietud que
producen esos recuerdos –o ese tema, ese germen de historia que regresa- se
debe a que misteriosamente significa algo más, de que es algo así como un brote
cuya raíz nace en nuestras sensaciones, en nuestra imaginación, en experiencias
pasadas, para establecer con nosotros una conexión especial y misteriosa. Un
buen tema, dice Julio Cortázar, “…coagula en el autor, y más tarde en el
lector, una inmensa cantidad de nociones, entrevisiones, sentimientos y hasta
ideas que flotaban virtualmente en su memoria o en su sensibilidad, un buen
tema es como un sol, un astro en torno al cual gira un sistema planetario del
que muchas veces no se tenía conciencia”.
(…) Así, lo que ellos están indicando es
que en el proceso creativo se pone en juego un tipo diferente de pensamiento.
En la vida diaria, si uno viaja por un país extranjero, por ejemplo, mira el
paisaje buscando las postales, pero cuando se trata de escribir, se empieza a
hacer más caso a detalles insólitos que llaman la mirada. En el proceso
creativo tienen mucho valor esas asociaciones incongruentes que en la vida
diaria se desechan. Mirar, esa es una de las claves. Es todo un arte y un vicio
la operación de mirar cuando se escribe.
Raymond Carver sobre el atisbo:
Los géneros
Condicionan también el texto, lo
determinan. Si vamos a escribir una carta de reclamo a Edesur vamos a usar un
tono, un tipo de palabras, seguramente formales, etc., muy diferentes de si
escribimos un post para quejarnos del corte de luz, aunque la información sea
la misma: llevo x horas o días sin luz por culpa de la misma empresa. Los
géneros son formatos previos a nuestro texto, recurrimos a ellos muchas veces
sin pensarlo. La equivalencia con la música. En un extremo los géneros
más estrictos serían los contratos y en el otro la poesía, que precisamente
fuerza al lenguaje a funcionar de un modo más expresivo que comunicativo. En el
medio podrían estar los cuentos tradicionales, del tipo “Había una vez…”.
Organizar la información
Ya vimos que una vez que se ha definido la
situación retórica (qué, para quién, con qué objetivo, etc.), se conocen las
convenciones del género discursivo y se tiene la información suficiente, lo más
probable es que antes de pasar al acto propio de escribir nos convenga hacer un
mapa de lo que será nuestro texto.
Y hablamos de la importancia del comienzo.
¿Por dónde empezar? Podemos elegir una escena o un detalle de interés para
tirar de ahí en el arranque del texto. O hacer una afirmación de peso,
provocativa. Hay que dedicarle el tiempo suficiente a la decisión de cómo
plantear el tema. Como ganar el interés del lector. Cómo ponerlo del lado de
uno. Es un trabajo que implica abstracción (tengo que entrar por algún lado al
tema, tengo que decidir qué eje, qué información será más oportuna, qué data
dura, qué pincelada de color. Y a la vez es un ejercicio de seducción, en
envolver, de despertar la sensibilidad, el placer intelectual y sensorial. Un
buen escritor nos hace sentir más inteligentes y más sensibles, tal vez nos
haga más inteligente y más sensibles.
Insistimos: será muy útil y tal vez
imprescindible ordenar los contenidos sobre todo si se trata de un texto largo
y la información es abundante, podemos ir vislumbrando con qué remate, con qué
giro o qué información despediremos el texto. Es muy práctico anotar ese
recorrido en una hoja, que funcionará como una suerte de prolongación de la
memoria, ya que es mucho más fácil ordenar una serie de ideas físicamente
visibles que organizarlas en un esquema mental.
Una de las ventajas de este método es que
nuestro intelecto se sentirá más despejado, más libre para soltar el estilo y
las formas para hacer el texto más atractivo.
Otra, claramente, es que al jerarquizar la
información y establecer las relaciones entre los distintos conceptos estaremos
avanzando en la construcción de sentido. De algún modo habremos adelantado el
proceso de escritura y determinado su alcance, para bien o para mal.
Decisiones de la persona que escribe en el
momento de la puesta en texto
En el proceso que lleva a la construcción
de un texto aceptable, comunicable, eficaz, un escritor o escritora con
experiencia resuelve simultáneamente cuestiones de diferentes niveles, sin
perder de vista las decisiones tomadas en la etapa de planificación: para qué
receptor escribe, qué objetivos persigue, qué efectos pretende lograr.
Todo lo que hace el escritor para sostener
la coherencia del texto que está escribiendo supone una serie de movimientos
importantes hacia el lector, con el objeto de guiarlo en su lectura y de
ayudarlo a seguir “el hilo del discurso”. Esos movimientos incluyen, por
supuesto, algunos que apuntan a no perderlo como lector.
Por encima de todas las pequeñas
decisiones que hemos ido tomando, no hay de perder de vista algo que se llama
“macroestructura semántica”. ¿De qué se trata? Es la unidad semántica de un
texto, la estructura de significado que permite que un texto aparezca como un
todo coherente y no solo como un conjunto de conexiones entre oraciones
aisladas. Cuando nos preguntamos de qué trata un texto, la respuesta está dada
por su macroestructura.
Si nos asomamos al acto de escribir
veremos que has constantes decisiones gramaticales que hacen fluir el texto y
también son decisiones que determinan un estilo
Ej:
Laura escuchó una bocina. Laura acudió a
la ventana. Desde la ventana Laura vio un coche. Una mujer en el interior del
coche hacía señas a Laura para que se acercara. Laura buscó la cartera de Laura
y salió.
Este texto no es ambiguo pero sí
terriblemente aburrido. Todo lector consideraría que las repeticiones deberían
ser reemplazadas o elididas. Un escritor competente lo narraría de este modo,
haciendo uso de recursos gramaticales:
Laura escuchó una bocina. Acudió a la
ventana. Desde allí vio un coche. Una mujer en su interior le hacía señas para
que se acercara. Laura buscó su cartera y salió.
Para evitar repeticiones y relacionar los
significados, el escritor ha sustituido términos y elidido repeticiones. El
referente “Laura” fue mencionado al comienzo y suprimido en las restantes
oraciones, porque el lector puede reponer el sujeto omitido sin dificultad. No
ocurre así en la última oración que, sin sujeto, generaría una lectura ambigua:
¿es Laura o la mujer del auto la que busca la cartera y sale?
Hay formas de evitar repeticiones y a la
vez adelantar información. Ej.: El Tigre Acosta no respondió a la
citación. El ex capitán, responsable de la apropiación de bebés nacidos en
cautiverio de mujeres que aún permanecen desaparecidas, nuevamente burló a la
justicia.
Cuando escribimos no es suficiente tener
cierto dominio léxico sino también saber cuándo, con quién, cómo y en qué
condiciones podemos utilizarlo. La situación comunicativa, el tema, las
relaciones socialmente significativas de los participantes influyen en la
selección léxica.
“La lengua no es solamente un instrumento
de comunicación o incluso de conocimiento sino un instrumento de poder. Uno no
busca solamente ser comprendido, sino también creído, obedecido, respetado,
distinguido. Así lo que puede ser dicho o la manera de decirlo en una
circunstancia determinada dependen de la estructura de la relación objetiva
entre las posiciones que emisor y receptor ocupan en la estructura de la
distribución del capital lingüístico y de otros tipos de capital”. (Bourdieu,
1977)
La Revisión
La revisión para los entendidos, ocupa en
el modelo cognitivo la misma jerarquía que la planificación y la
textualización. Los tres subprocesos tienen igual importancia dentro del
proceso de escritura. Sin embargo, los estudiantes dedican a la revisión menos
del 9% del tiempo empleado en la composición de sus textos. En cualquier
momento de la composición el escritor revisa lo que ha escrito. Repasa si lo
que ha escrito hasta ese momento responde a lo que ha planificado, a los
objetivos que se propuso, si tiene en cuenta el lector al que va dirigido el
texto.. En función de ese constante ir y venir por el texto es que se dice que
escribir es reescribir.
La revisión puede ser sincrónica con el
acto de escritura, puede ser inmediatamente posterior o intencionalmente
diferida. La revisión es un proceso que exige tiempo, dedicación y una fuerte
dosis de tolerancia a la frustración, ya que cuando revisa, tendrá que estar
dispuesto a modificar, tachar y eliminar párrafos que, aunque le resulten
especialmente logrados, interfieren en la estructura del texto.
Una de las principales dificultades que
debe sortear el escritor devenido revisor es la de distanciarse del texto. ¿Qué
significa esto? Mirar el propio texto como si fuera de otro para comprobar su
autonomía respecto del contexto situacional. No es fácil lograr este
distanciamiento y aun los escritores expertos recurren a otro lector para que
los ayude a detectar problemas del texto. Es importante detectar con precisión
los problemas de un texto. A veces la persona que escribe no logra identificar
más que una sensación de ruido o confusión en su texto. Hacer conscientes los
procesos y la continuidad en el tiempo harán que mejore nuestra capacidad de
revisión.
En el proceso de revisión, al menos esta
es mi experiencia, se suelen tomar las decisiones que terminan definiendo y
afianzando un estilo personal.
Resumen:
Acabamos de describir procesos que son
complejos e inevitablemente revisten dificultad. Pero así como hay
dificultades, también hay logros cuando se acepta el desafío y también hay placer,
gusto por escribir y realización en hacerlo mejor. Vale la pena, y no sólo
porque escribir permite comunicarse o apropiarse de una práctica social
imprescindible para cualquier actividad sino también porque escribir significa
reestructurar el pensamiento, es decir, elaborar formas nuevas, más complejas
de razonamiento.
Escribir y especialmente la dinámica
continua de leer y escribir a conciencia, es un ejercicio puro de
autoconocimiento y autotransformación, que ha tenido y tiene una consecuencia
decisiva más allá de lo individual, en la evolución de las sociedades.
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