martes, 9 de abril de 2019

Teoría y Técnica II (resumen de lo visto el 8/4 en clase)

Repaso de la noción de lenguaje:

El lenguaje y por lo tanto también la escritura no es una creación arbitraria de la mente humana, sino un producto social e histórico que influye en nuestra percepción de la realidad. Al transmitir socialmente al ser humano las experiencias acumuladas de generaciones anteriores, el lenguaje condiciona nuestro pensamiento y determina nuestra visión del mundo.
(De la introducción a las Recomendaciones para un uso no sexista del lenguaje de la Unesco)
El lenguaje inevitablemente refleja una visión del mundo. También implica postular un mundo, proponerlo, en un sentido borgiano. Es imposible escribir un par de párrafos sin dejar sentada de alguna manera nuestra impresión acerca de cómo las cosas son o debieran ser.
Un ejemplo mínimo, pero sencillo de entender: el uso sexista o no del lenguaje. Si decimos que una mujer es abogado o ministro, o hablamos de los escritores cuando queremos referirnos a escritores y escritoras.

Consideraciones antes de pasar a la acción
La mayoría aprendimos a redactar pese a las reglas de ortografía y de sintaxis. La epidermis gramatical ha hecho olvidar a veces lo que tiene que haber dentro: claridad de ideas, estructura, tono, registro, etc. Lo que se escribe tiene de por sí un sentido. Se escribe lo que importa, se singulariza la experiencia, se la cuenta para comprender o simplemente para hacer las preguntas precisas sobre el sentido.
La escritura a veces es justamente una opacidad, una dificultad que se interpone ante lo que parece simple, transparente, sin ambigüedad, sin ser cuestionado.
Los recursos para lograrlo no son estáticos. Se renuevan para reemplazar a los que han perdido eficacia y para adaptarse a los cambios, en el mundo y en la sensibilidad de las sociedades.

A escribir:

A menos que tengamos uno de esos textos apurados por ir de nuestra cabeza al papel, ayuda empezar por contestarnos estas preguntas (en una hoja aparte, idealmente).
Qué quiero decir, a quién. Qué resultados espero de mi texto.
Luego, inmediatamente, viene el cómo: por dónde empezar (fundamental). Qué tono voy a elegir. Qué elementos son centrales y no pueden dejar de ser comunicados. Por último, cómo voy a construir sentido de un modo paralelo, de acuerdo a las palabras que elijo, a las escenas que construyo (elementos asociados y elementos libres). Pensemos que en una conversación hay alrededor de un 70% de la información que es comunicación no verbal.
La importancia del comienzo: tengamos en cuenta que desde la elección de un título hasta las primeras palabras condicionan lo que se va a seguir escribiendo. Como si uno hace una canción y empieza con un acorde de guitarra distorsionado. Bueno, con eso sólo ya ha condicionado definitivamente lo que viene. Por eso, a veces, ante dificultades que parecen muy difíciles de resolver, lo mejor es descartar lo hecho y empezar desde otro ángulo u otro tono.
El párrafo inicial es importantísimo. El comienzo de un texto condiciona todas las elecciones siguientes y que –a veces- se juega en él la posibilidad de atrapar al lector. El párrafo inicial , entonces, es el que presenta el texto: anticipa su contenido, su género, su registro lingüístico.
Recordemos que un contexto construye siempre otro y también un “yo” que escribe, que no es lo mismo que la persona empírica que escribió el texto.
Decisiones técnicas: Qué tiempo verbal, qué persona.

Cómo evitar el bloqueo o miedo a la página en blanco
Los bloqueos o dificultades para arrancar con el texto. La idea del bloqueo produce el bloqueo. El miedo a la página en blanco. La falta de concentración. Es posible que no encontremos ideas, que no tengamos muy claras las circunstancias que nos incitan a escribir. Los bloqueos casi siempre responden a una imagen desenfocada de todo el marco del escrito. escrito. Comenzar a definir y ordenar ese marco de necesidades de comunicación, ideas, contexto y todo lo demás, es casi lo mismo que empezar a escribir.
Por supuesto, también existe el hábito. Y sobre todo, la falta de hábito. Sería fantástico escribir a diario o casi. No sólo como gimnasia o entrenamiento del acto de escribir. También porque apuntaremos y desarrollaremos ideas que tal vez no hubiésemos tenido jamás si no nos deteníamos a escribir. Por eso recomiendo tener a mano un cuaderno o libreta de notas. Háganlo por favor al menos mientras compartamos este taller.

Mapas de Ideas
Los mapas de ideas o árboles de ideas o ideogramas, también son útiles para arrancar sin dar demasiadas vueltas. Se trata de apuntar en el centro de una hoja la idea central de lo que nos ocupa y encerrarla en un círculo. Luego iremos uniendo otras palabras en círculos, palabras o conceptos que asociamos con esa idea central. E iremos uniendo las palabras relacionadas entre sí, mientras dibujamos una forma que de algún modo captura nuestra idea y sus resonancias. Este es un material excelente para empezar a escribir, entre otras cosas porque esa interfaz sirve para poner a trabajar juntos a los dos hemiferios del cerebro, especialmente al derecho, menos lineal, más creativo, que suele quedar relegado durante la actividad de escribir.
Vale la pena insistir: escribir no es sólo el trabajo de bajar las ideas a una forma que podemos compartir fácilmente, digamos un procedimiento de algún modo análogo a subir una foto a una red social. La escritura es un instrumento para desarrollar ideas.

Escritura libre
Escribir por medio de ráfagas sobre las que no nos vamos a detener, frases, ideas, sobre cualquier cosa, sobre el contexto, el lugar, las preguntas acerca de cómo o qué escribir, un método que complementa los anteriores al ser aluvional, al estimular la libre asociación del subconciente. Es muy útil para generar ideas y superar bloqueos. El texto normalmente tiene todas las características de la prosa de escritor o egocéntrica.
Se dice que se trata de una actividad semihipnótica, con un bajo nivel de conciencia y no asumiendo responsabilidad sobre el resultado.

Otras técnicas que pueden explorar:
Brainstorming (evitar la tentación de hacer un análisis valorativo mientras se practica). La brainstorming o lluvia de ideas debe ser aluvional, en lo posible visual, gestual, sin inhibiciones gramáticales, inseguridades o frenos de ningún tipo. Decidamos de antemano que destruiremos ese papel luego de sacarle provecho.
Luego de alguna de estas técnicas de acumulación de ideas a borbotones, podemos probar con un método que puede verse como su continuidad y también como una especie de opuesto.

Explorar el tema.
Reuniremos información, investigaremos, tomaremos apuntes de la data dura, de las ideas recogidas y también apuntes sobre nuestro parecer, nuestra valoración, nuestras inquietudes.
La estrella de las preguntas. Que deriva del método periodístico de establecer siempre las wh, por las palabras en inglés. Who, when, where, why… quién, qué, cuándo, dónde, cómo y por qué.
El cubo y sus seis lados
Describilo: Cómo lo ves, lo sentís, lo olés.etc.
Comparalo: A qué se parece y en qué se diferencia.
Relacionalo: Con qué se relaciona.
Analizalo: Cuántas partes, cuáles, cómo funciona,
Aplicalo: Cómo se utiliza, para qué sirve.
Argumentalo: Qué se puede decir a favor o en contra.



Si todavía el marco de nuestro escrito es difuso, siempre se puede volver al principio y explorar la técnica de las palabras clave:
Sin darnos cuenta, se nos escapan cuando buscamos ideas, cuando redactamos, incluso a veces cuando corregimos. Hay que saber identificarlas y desenmascarar la información que esconden si queremos que la redacción sea completamente transparente.
El método para sacarles provecho: identificar las palabras, hacer una lista de todas las ideas que esconden (otro torbellino de ideas pero esta vez acotado, selectivo), y reescribir o reestructurar el texto con la nueva información.
Aplicando estos métodos vamos arribando a la creación de una estructura. Y siempre será más sencillo y placentero escribir a partir de una estructura firme.

No hay comentarios:

Publicar un comentario